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miércoles, 10 de abril de 2013

MI HISTORIETA OCURRIDA EN JAPÓN


 
Bueno amigos. Qué conste que yo no pretendía volver a tocar el tema de mi viaje y aventurillas por Japón, pero a petición de un comentarista con seudónimo “Avelino Cachafeiro”, quién me ruega que lo cuente, por cortesía y como no es un tema íntimo, sino todo lo contrario, se le puede etiquetar  como cómico, lo contaré.

Todo empieza al llegar al aeropuerto de Tokio, al dirigirnos a la Terminal para recoger los equipajes, resultó que mi maleta no apareció. Empezamos a ponernos todos nerviosos porque en la maleta iba mí gaita con la que tenía que interpretar las danzas de mi Grupo, como el único gaitero era yo, pues ya me dirán.

Los japoneses  daban la sensación de estar más  tranquilos que todos nosotros que empezábamos a mostrar mucha preocupación, pues  en la noche del día siguiente empezaban los espectáculos. Los  organizadores  nos decían que iban a hacer gestiones con la compañía aérea, porque existía la posibilidad de que mi equipaje  llegara en el próximo vuelo.

Pero la puñetera maleta no llegó, por lo que tuvimos que ponernos a pensar rápidamente en cómo solucionar el problema, por lo menos provisionalmente. Sugerimos a los japoneses la idea de investigar por Tokio,  si en alguna tienda de antigüedades, de música o Centros Comerciales,  sería posible  encontrar  una gaita gallega. La gestión la hicieron  rapidísimo, al poco tiempo aparecieron con una gaita gallega, pero nuestra alegría duro poco al comprobar que una de las piezas principales tenía una grieta que le hacía desafinar muchísimo, impidiendo que se pudiera tocar con ella. Pero cual fue nuestra sorpresa, que al poco tiempo llegó  un japonesito de la organización sonriendo y con una gaita escocesa. Aparentemente, era una gaita estupenda, pero al examinar  todas las piezas y probarla,  me di cuenta de que el orificio del soplillo era muy cerrado, es decir, que prácticamente no entraba aire, por lo que me declaré incapaz de tocarla ¡¡¡ AAAAAAAh!!! Qué  mala suerte.  Pero surgió el ingenio, un compañero del grupo de Granada, me dijo.  – Oye, Miguel, y si probamos a cerrar los agujeros de los roncones y metemos unos tubos de goma, soplaríamos cuatro al mismo tiempo y así lograríamos hinchar el fuelle, de esta manera tendrías aire para tocar. Así lo hicimos, y después de varios ensayos logramos que la idea funcionase, por lo menos, para salir del paso. Os aseguro que tengo una foto en la que me están soplando los andaluces y yo tocando la gaita escocesa (en un ensayo), pero me ha quedado en Madrid, seguro. Esto de andar cambiando de ciudad…….





                                                       Unos compañeros maños, unas admiradoras y un servidor vestido con mi traje de gallego.
Habían  pasado cuatro o cinco días cuando mi tío Paradela, así era conocido por su apellido  en  el mundo del folclore como gaitero,  me envió una gaita por vía aérea  desde La Coruña hasta Tokio. Pero lo que había resultado gracioso, es que cuando el paquete había llegado a la capital nipona, nosotros estábamos en Kioto, y cuando  éste llegaba a Kioto, nosotros estábamos  en Nagasaki.  A la vista de mi cabreo el cual  estuvo a punto de costarme un disgusto, dado que no dejaba de pensar que me estaban tomando el pelo, y así se lo hice saber al  intérprete y organizadores.  Mi sorpresa fue cuando al día siguiente, concretamente por la mañana, me entregaban mi queridísimo paquete en mi habitación. En ese momento me sentí feliz como un niño con sus juguetes, hasta les pedí disculpas por mi comportamiento imprudente, a lo que ellos respondieron con una cortes sonrisa diciéndome que habían viajado toda la noche cientos y cientos de kilómetros, con el objeto de darme la satisfacción de que yo tuviera  mi gaita por la mañana. Me fundí en un abrazo con los dos japoneses a los que vestimos con nuestros trajes folclóricos de Galicia (son los que están con un servidor en el post anterior). Preparé el instrumento y luego de comprobar que todo era perfecto, los organizadores nos invitaron a que les siguiéramos  todos los componentes del grupo de La Coruña. Nos llevaron hasta la cafetería del Hotel y nos invitaron a “SAKE”.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                          A A partir de ese momento todo fue divino. Solamente deciros que en la despedida, tanto en el Hotel como en el aeropuerto, hubo muchas lágrimas  por parte de nuestros admiradores y admiradoras, y como no podía ser menos, nosotros incluidos.  Cuando  se convive tantos días con las personas  que habían organizado nuestra gira y que nos acompañaron en todo momento, sin ninguna duda, se les coge mucho   cariño. Tengo también que decir que me regalaron una maleta nueva, ropa, calzado y todo lo que me hizo falta para mi estancia de 28 días,  y la puñetera maleta la extravió IBERIA y no la JAL, apareciendo  al mes de haber llegado a mí casa y completita, no faltaba absolutamente nada.. En fin. Esto es lo que pasó.

4 comentarios:

  1. La verdad, es que esta es una gran anécdota sumamente divertida, aunque ya imagino que en aquellos momentos se habrá vivido un gran nerviosismo.

    Es muy agradable leer sus recuerdos de estos viajes.

    ¡¡Qué tiempos tan entrañables y lindos!!

    Un fuerte abrazo.

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    1. Amalia: Por supuesto que son grandísimos recuerdos. Espero que sigan en mi memoria mucho tiempo, aunque alguno anda despistadillo por el paso del tiempo, pero de momento conservo muchos. Efectivamente eran unos tiempos muy entrañables. Muchas gracias por tu comentario, y como vale más tarde que nunca, mi agradecimiento también por hacerte seguidora de mi humilde blog.

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  2. Ya sabía yo que algo así le había sucedido, lo que no sabía es que tuvieron que soplarle por las ronquetas y el roncón, vaya faena, aunque para faena la de Iberia. Muchas gracias por contar esta anécdota, o mejor dicho: Arigato.

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  3. Muchas gracias a tí por hacer que mis neuronas trabajen. Si bien estaba este recuerdo en mi memoria, también es seguro que ya estaba un poquito archivado. Muchas gracias "Avelino Cachafeiro" y un abrazo.Domo arigato

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