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jueves, 26 de noviembre de 2015

UN VIAJE PARA NO OLVIDAR Y ARCHIVAR EN LA CARPETA DE LOS RECUERDOS. SEGUNDA PARTE Y FINAL.


 

El miércoles día cuatro de Noviembre a las 7’40 de la mañana,  nos viene a recoger al Hotel un  Jeep para llevarnos al punto de reunión y comenzar la aventura. Eran tres Jeep, dos de ellos llevaban turistas extranjeros por lo que tenían que traducir, y en el tercero íbamos mi esposa y yo con el conductor que nos servía de guía.

Orden de salida y todos a los coches, arrancamos y comenzamos a subir y subir por una estrecha carretera de montaña por el Valle de la Orotava,  con el fin de dirigirnos hacia nuestra primera etapa, Masca.

Llevábamos unos kilómetros recorridos y una altitud de unos mil metros, íbamos   charlando con el conductor sobre diversos temas del turismo y también nos contaba pequeñas historias de los guanches. Era un hombre afable y simpático, cuando de repente, nos  desviamos   los tres todoterreno para  tomar una pequeña pista rural cuyo desarrollo era casi vertical, los motores rugían como leones en la marcha más corta. Al cabo de unos kilómetros y a unos mil quinientos metros de altura, nos metemos por un camino con charcas que hacían patinar a los coches, nuestra adrenalina había subido un montón.

Paramos en un tipo de mirador natural y lo que vimos sinceramente fue el paraíso; un paisaje maravilloso que no se ve en otras excursiones. El guía nos dijo: os dais cuenta del  por qué tenemos que utilizar Jeep? los autocares no pueden subir estas cuestas ni venir por aquí.

Seguimos por un camino similar hasta que salimos a otra carretera estrecha y llena de curvas, al poco tiempo volvimos a desviarnos,  esta vez por un camino que atravesaba un bosque, íbamos saltando en los asientos agarrados fuertemente a los cinturones de seguridad por culpa de los baches, paramos para ver otra vista paradisiaca difícil de repetir.

Seguimos camino dando botes por la pista hasta que desembocamos en otra carretera por la que seguimos subiendo entre montañas. Empezamos a bajar aproximadamente a los mil novecientos metros. Después de unos kilómetros divisamos Masca, un pueblo en medio de una montaña, la vista que se divisaba era hermosa. Hicimos una paradita para tomarnos un refresco en un restaurante de montaña, sacamos unas fotos a un paisaje único, en donde la inclinación de las faldas de las montañas era vertical,  agreste y su final era el mar a unos mil cuatrocientos metros. Masca era muy bonita, tenía una plaza rodeada de árboles  y una Ermita preciosa. Un acordeonista en la plaza nos deleitó con canciones de varias regiones.  
 
 












Masca y los paisajes agrestes. Interior de la ermita.
Al cabo de media hora proseguimos la marcha hacia Icod de los Vinos, poco a poco por las carreteras de montaña, subiendo y bajando llegamos por fin a Icod, un pueblo muy bonito con casas de galerías y balconadas de madera clásicas de Canarias. Además conserva un  árbol precioso y milenario, su nombre Drago. Recordemos que salía impreso en los antiguos billetes de 1000 de las antiguas pesetas….
 
 
Drago milenario
 

Guanche dando la bienvenida
 
Entramos en una tienda de licores canarios en la que nos daba la bienvenida  un guanche o aborigen de la isla. A la salida de Icod casi desfallecidos comimos en un Restaurante de carretera para reponer fuerzas y al mismo tiempo descansar un poco el cuerpo castigado por la trayectoria montañesa.                                                                                                                       

Con un estado de ánimo después de probar el “rancho canario”,  salimos para Garachico.

Poco a poco transitando por una carretera tortuosa llegamos a nuestro destino. Un pueblo rodeado de lava volcánica único, y digo único porque dispone de una piscina natural de lava, es delirante ver como entra poco a poco el mar en el recinto llenando y  renovando el agua en la que se bañaban cantidad de personas, además de disponer de una gran piscina municipal. Sus edificios con balconadas de madera estilo canario y su gran peñón en el medio del mar,  le hace un pueblo especial e inconfundible.

Salimos creyendo que todo había finalizado y que nos dirigiríamos al punto de partida, pero los conductores se brindaron a llevarnos a la cima del monte que domina a Garachico  con el fin de poder tomar unas buenas fotos, así lo hicimos y fue de lo más hermoso. El archipiélago canario es de lo más bello de este mundo, para recordar y no olvidar nunca.
 
 
Garachico



La costa con Puerto de la Cruz al fondo.





Valle de la Orotava
 Todas las fotos son de mi autoría.

Hasta pronto.

jueves, 12 de noviembre de 2015

UN VIAJE PARA NO OLVIDAR Y ARCHIVAR EN LA CARPETA DE LOS RECUERDOS. PRIMERA PARTE.




  

El pasado sábado día treinta y uno de Octubre, Salimos mi esposa y yo en el avión de Vueling a las 8,30h con total puntualidad desde el Aeropuerto de Alvedro-A Coruña, hasta el de Santa Cruz Norte-Tenerife, concretamente el destino que escogimos era Puerto de la Cruz. Al llegar hacía mal tiempo, estaba lloviendo y había mucha niebla. Menos mal que nos estaban esperando para llevarnos al hotel, sorprendidos quedamos cuando vimos que  el medio de transporte era ni más ni menos que un Mercedes S350 impecable, total nada. Una vez que llegamos a nuestro  destino, El Gran Turquesa Hotel, nos dirigimos a Recepción, a continuación subimos a la habitación la cual era enorme y tenía una preciosa terraza.

Nos citaron en el vestíbulo a las cuatro de la tarde con el fin de concretar  unas excursiones. La primera la realizamos el domingo día uno de Noviembre, cuya ruta fue la siguiente: Candelaria, Teide y Valle de la Orotava. La segunda la programamos para el miércoles con el fin de descansar un poco ya que hay que levantarse bastante temprano.  Una ruta fenomenal, Masca, Garachico, Los Realejos e Icod de los Vinos, en este último se  conserva el súper conocido Drago milenario. Acordaros que era el árbol que salía en los billetes de 1000 de las antiguas pesetas. Impresionante. En Candelaria hicimos toda la expedición una visita  a la Virgen que lleva el nombre de la ciudad, una hermosura. Después de admirar toda aquella belleza  salimos a la plaza parándonos delante de cada una de las siete estatuas colocadas a unos 10 metros una de la otra, y que correspondían a los reyes Guanches,  gobernantes de la isla de Tenerife por la época de los Reyes Católicos. Fueron los guanches quienes  encontraron a la Virgen en la playa media enterrada en la arena, los Reyes Católicos…… en aquellos tiempos eran los conquistadores.  A saber quién puso a la virgen allí, pudieron ser los mismos expedicionarios de sus Malestares que, debido a su afán de atraer y convertir a los guanches a la religión católica…….y por qué no. En fin
 
 
Candelaria desde el autobús  



Entrando en la plaza
 

Los siete reyes Guanches 

 

Uno de los reyes

 


La Candelaria




Altar mayor con la Virgen de Cancelará


Salimos para el Teide y cuando empezamos a subir por unas tremendas cuestas arriba por una tortuosa carretera a las montañas que, por cierto,  a partir de los quinientos metros  de altura empezó a llover y se cerró de una niebla densa que nos impedía ver el valle. Superados los mil metros creímos que  veríamos el sol pero no fue así, pues íbamos metidos dentro de las nubes y la cosa no estaba clara. Seguíamos muy atentos a la estrecha carretera hasta que superamos las nubes, habíamos subido 2000 metros. Entonces vimos al gigante Teide, el volcán que impresiona a todos los que le visitan. El bosque había cambiado completamente, de una vegetación suave y abundante habíamos pasado a un bosque de plantas rudas y bastas que solo crecen en el Parque Nacional del Teide, el resto era lava y más lava. Cuando llegamos a la base hacía calor, allí se encuentra el teleférico que sube hasta casi la cima del volcán. A mí  no se me ocurrió subir, nos mareamos unos cuantos un poquito por la altura, estábamos a unos 2400 metros sobre el nivel del mar, así que no nos quedó otra que esperar por los que subieron. 



El Volcán TEIDE majestuoso.



El TEIDE desde otro ángulo



Mientras esperábamos nos llevaron a ver el dedo de Dios, así le llaman a una roca de lava  por tener la forma de un dedo, se halla a menos de un kilómetro del teleférico.




El dedo de Dios es la primera roca curva que se ve en la foto.
 

A  continuación y para reponer fuerzas nos llevaron a comer a un restaurante que estaba a  unos pocos kilómetros de distancia del lugar.

Después de comer seguimos la ruta y desviamos por otra carretera no menos complicada, el tiempo había mejorado y nos dejó ver unos lindos paisajes, el valle de la Orotava salpicado de casas y con sus plantaciones de todo tipo, plátanos, patatas, verduras, tomates, cebollas y demás para el consuno de sus propios habitantes. Precioso. Paramos en unos miradores para deleitarnos con los paisajes únicos, mirando hacia la costa, podíamos ver Puerto de la Cruz, nos daba la sensación de estar en el cielo.

Hasta pronto.