Sé que estamos
empachados de tanta información que sobre el caso nos están dando los medios y
que nos satura el cerebro; me refiero al
desastre ocurrido por la colisión de un avión de la compañía Germanwings,
Airbus A320 en los Alpes franceses. Parece ser que dicho siniestro terrorífico
y dantesco ha sido provocado por el
copiloto de la aeronave Andreas Lubitz.
La verdad es que me he
quedado frio, aterrado y con una tristeza difícil de describir al enterarme de
la noticia. En un principio decían que podría ser un fallo del aparato, pero que
de momento era inexplicable, lo que sí sabían era que no había supervivientes. Empezábamos
a pensar en la mala suerte, en un día aciago, oscuro para las 150 personas que
viajaban en el aparato. Pero cuando las patrullas de rescate encontraron una de
las cajas negras, cambiaron las tornas, el resultado final es que, cuando el
comandante, por el motivo que fuera, salió de la cabina de mandos, el copiloto
bloqueo la puerta para que no entrara nadie e inició el descenso con el fin de
estrellar el avión que, en ocho minutos descendió 9.000 metros.
Esto sí que ya cambia
al nivel de terror y tiene que haber un problema gordo, y vaya si lo hay.
Resultó que el Sr. Lubitz sufría una depresión de caballo agravada por un
desprendimiento de retina. Como es lógico, el médico le había dado la baja
laboral, teniendo la obligación de
entregarla en la Compañía aérea, pero el Sr. Andreas pasó de largo.
Mi opinión y
pensamiento desde luego es de terror, como un copiloto en este caso puede estrellar
el avión con 150 seres humanos y asesinarlos a todos, además de quitarse la vida
el mismo, la respuesta es simple, todo estaba premeditado ¿Por qué no se estrelló el solo cuando practicaba
por la zona el vuelo sin motor a lo que era muy aficionado? Vuelvo a decir lo mismo, su mente planeaba hacer
algo gordo para ser recordado, y todo por su frustración al no poder llegar a ser comandante por su enfermedad
oftalmológica.
Sé perfectamente que
este no es el primer caso en el que se estrella un avión por premeditación de
su piloto, ya que son varios los caídos
así, incluso, con bastantes más pasajeros de los que tampoco hubo
supervivientes. La mente humana es un misterio.
Si un piloto o copiloto
sufre una depresión u otro tipo de enfermedad que le pueda, en un momento dado,
mermar sus facultades mentales, por supuesto no puede volar. Las compañías
aéreas tienen que pasarles revisión médica más asiduamente. Si lo vienen
haciendo cada año en algunos casos, y en otros cada seis meses, pues a partir
de ahora, sería conveniente que lo hicieran cada tres meses, y, por supuesto, tiene que ser muy, muy minucioso.
Los pilotos de las
aeronaves son personas muy preparadas en lo suyo, personas que tienen muchísima
responsabilidad, pues tienen a su cargo a otras personas, a otras vidas humanas
de todas las edades, por eso es importantísimo la salud de los pilotos que las
ganancias de las compañías.
En fin, un servidor
viajó a muchísimos países y gracias a dios el susto más grande que he llevado
fue por culpa del viento y las turbulencias en el momento de aterrizar en
Buenos Aires y Tokio, que bailamos la conga de Jalisco. Siempre he podido, al igual
que los demás, presumir de llevar unos extraordinarios pilotos.
Quiera dios que no se
vuelva a repetir una atrocidad tan terrorífica y dantesca como la ocurrida en
los Alpes franceses.
Hasta pronto.
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