Hola a todos. Yo
conocía un poco París pues había tenido la suerte de estar unos años antes,
pero lo contaré más adelante en otro
post. Bueno. Lo que quiero decir es que nos facilitó un poco lo que
pretendíamos ver y a donde queríamos ir. Por supuesto tomé la iniciativa para
llevar a mis compañeros a visitar lo clásico, es decir, lo que visita casi todo
el mundo que va a dicha capital. Fuimos al Arco del Triunfo, anduvimos por los
Campos Elíseos; subimos a la Torre Eiffel, Plaza de la Concordia, Museo del
Luvre, Notre Dame, un poquito por el rio Sena viendo a los pintores; nos
acercamos hasta la Plaza del Chatelé y Sagrado Corazón. Todo caminando por lo
que fue como podréis imaginaros un día agotador pero necesario si pretendíamos
ver algo.
Una vez que llegamos al
camping, nos metimos los cinco en nuestras tiendas de campaña, cenamos un
bocadillo (no recuerdo de que era, si de jamón o mortadela….), sólo recuerdo
que no nos duró 3 minutos. Eran aproximadamente las nueve de la noche y ya no
salimos para nada de la tienda, nos
acomodamos y dormimos como lirones
de tan cansados que estábamos.
Al día siguiente nos
levantamos a las 8 de la mañana para recoger las tiendas y demás cachivaches con el fin de seguir
nuestro camino hacia Amberes. Poco a poco la gente se fue animando y cada uno
contaba su experiencia en el camping y lo que habían visto de París que ya
empezaba a quedar en el recuerdo. A mí lo que me quedó grabado en la mente fue
una escena de un compañero haciendo una tortilla española enorme que, rodeado
de los chavales del grupo, quiso dárselas de buen cocinero. No sé dónde consiguió semejante sartén, pero lo que
sí sé y vi es que había echado un litro y medio de aceite de oliva y varios
kilos de patatas. La parte de los huevos fue lo mejor, pues necesitó, según su criterio, tres docenas, total nada.
Lo que sí puedo decir que clavó el tenedor en la tortilla y éste se quedó anclado
como la viga de un edificio. El ataque de risa que nos dio fue tremendo, imparable diría yo. Cuando la
probamos observamos que debía tener unos diez centímetros de grosor ¡¡¡Qué barbaridad!!! Con tres bocados nos salía la tortilla por
los ojos ¡¡¡Madre mía!!!
Comimos en un Restaurante en la
frontera y a la tarde llegamos a Bruselas, casi era noche. El conductor se vio
en dificultades para acertar con la calle en la cual estaba el Hostal donde
íbamos a pernoctar. Como anécdota contaré que el conductor nos pidió que
preguntásemos a un viandante por la calle a ver si nos facilitaba las cosas. Paró
el autobús y bajó un compañero que hablaba un poquito de francés; al primero que pasó por delante del coche le
pregunto haciendo un esfuerzo tremendo entre el idioma y gestos un poco
exagerados, a lo que el hombre respondió- Si hombre sí, giráis a la izquierda
por esa calle y luego por la segunda a la derecha….y esa es la calle. De donde
sois, de Galicia, el compañero respondió, sí, de La Coruña. “Eu son de Ourense
home” (Yo soy de Orense hombre). Entró en el autobús y nos saludó a todos.
Cuando emprendimos la marcha nos dio otro ataque de risa que nos era imposible
parar. Decíamos…..donde no se encuentre a un gallego…. Qué casualidad más
casual, un país que está lleno de belgas y el primer viandante que pasa es un
gallego. ¡¡¡Hay un gallego en la luna!!!
A la mañana siguiente y cómo último
tramo, salimos con más calma hacia Amberes, nuestro destino. Llegamos más menos
a la hora fijada por la organización. Nos recibieron con gran entusiasmo
presentándonos a varias familias que a unos nos acogerían en sus respectivas
casas y a otros los acomodaron en un Colegio.
Nos trataron a cuerpo
de rey, y entre nosotros les pusimos un nombre cariñoso a las señoras de las
casas, a la nuestra le llamamos mamá Jana, porque ella y la hija se llamaban
igual. Otros compañeros llamaban a la señora mamá tormento, porque al parecer
hablaba mucho. Y no faltaron otros que a la señora le habían puesto mamá
verdura, porque al parecer, les daba siempre verdura de comer. Jajajajaja, nos
dolían las muelas de reírnos.
Vestidos con los trajes
gallegos fuimos a la concentración de todos los grupos folclóricos
participantes en el festival. A unos nos mandaron desfilar tocando y bailando
por unas avenidas, y a otros lo mismo pero por otras calles. Por la noche
actuábamos en distintas plazas no más de cuatro grupos. Así tuvimos cuatro días
de desfiles y actuaciones nocturnas. Reconozco que hubo muy buena camaradería
por parte de todos los grupos, además de haber conocido unas cuantas personas
extraordinarias, lo que casi siempre ocurre en este tipo de certámenes.
Don Luís Cagiao era el
jefe de la expedición, un hombre delgado y no muy alto, tenía una personalidad
envidiable, en varias ocasiones tuvo que llamar al orden a varios componentes
del grupo, sin levantar la voz y con una educación extrema, doblegaba a los
muchachos que eran un poco indisciplinados.
Pues no quedaba otra
que emprender el camino de vuelta a casa, generalmente, los caminos de vuelta
son un poco tristes, pues se suele venir con los recuerdos muy recientes, y
cuando se acaba la fiesta…..pues ya se sabe.
Os cuelgo estos dos videos
para que conozcáis un poco el festival. Haciendo constar que cada año se celebra en un país distinto.
Hasta pronto.
Me ha gustado mucho tu entrada de hoy. Hay un gran optimismo en estas vivencias que compartes y que reflejan totalmente la alegría y complicidad de un grupo de personas entrañables que nunca olvidarás.
ResponderEliminarEs muy bonito poder disfrutar del recuerdo de aquellos momentos que ,aunque ya lejanos, siempre nos harán sonreir y sentir un poquito de nostalgia.
Un beso grande.
La Europeade es un festival folclórico estupendo y se pasa muy bien. La pena es que no he encontrado ningún vídeo de aquellas fechas. Hoy se filma todo y se sube a YouTube. En fin....son otros tiempos. Aunque yo me quedo con los míos. Muchas gracias Amalia.
ResponderEliminar¡Que interesante ! es increíble como recuerdas con detalle todos los momentos de tus viajes , contigo estamos recorriendo lugares que parece hemos viajado con vosotros , la guinda del pastel a sido incluir estos vídeos que casi me hacen llorar de nostalgia ,¡ como me gusta volver a ver algo que trae tantos recuerdos; que han sido una parte importante de nuestras vidas. Muxu bat
ResponderEliminarMuchas gracias Angeles. A veces me cuesta recordar, no siempre sale todo fácil , pero es cierto que cuando vemos los bailes folclóricos nos afloran los recuerdos más bellos. También yo me he emocionado más de una vez. Es lógico para los que hemos vivido ese mundo tan fantástico. Un bico muy grande para ti.
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